El Poder Silencioso: Cómo la Tecnología Manipula la Opinión Pública

Mientras enfrentamos crisis climáticas, desigualdad, guerras y desinformación, hay algo aún más peligroso sucediendo tras bambalinas: la manipulación de la opinión pública a través de la tecnología.

Y no tenemos que irnos muy lejos para tener un par de ejemplos hace solo unos pocos años, cuando la IA no estaba tan avanzada y para muestra un botón:

El algoritmo detrás de una elección Era el año 2016. Mientras millones de personas navegaban por Facebook, dando “me gusta” a publicaciones y respondiendo encuestas inocentes, detrás de la pantalla se tejía una estrategia invisible. Cambridge Analytica había reunido datos de millones de usuarios, no solo para entender sus preferencias, sino para predecir sus emociones y vulnerabilidades. A cada persona se le enviaba publicidad política diseñada específicamente para manipular su forma de pensar. Un votante indeciso podía recibir anuncios alarmistas sobre migración, mientras que otro, con inclinaciones progresistas, veía mensajes que resaltaban la corrupción del sistema. Así, poco a poco, sin darse cuenta, el público era dirigido como piezas en un tablero, influenciando decisiones que cambiarían la historia.

Pero sin irnos muy lejos, aquí en LATAM también se cuecen habas: Cuando una mentira se vuelve tendencia En las calles de Ciudad de México, el rumor empezó como un susurro en Twitter: “El gobierno está planeando un apagón digital para silenciar las protestas.” Al principio, pocos lo creyeron, pero en cuestión de horas, el hashtag #ApagonGobierno ocupaba los primeros lugares en tendencias. ¿La realidad? No había evidencia de un plan gubernamental, pero detrás de la viralización había cuentas automatizadas diseñadas para amplificar el miedo. Mientras los ciudadanos se movilizaban y la prensa corría para verificar la información, quienes habían orquestado la campaña sabían que el daño ya estaba hecho. La duda había sido sembrada.

¿Cómo ocurre esto? Explicarlo tomaría docenas de páginas y la lectura podría ser técnica y aburrida, así que es mejor si te presentamos, algunas de las formas de cómo se han realizado

1. Algoritmos que refuerzan burbujas

  • Plataformas como Facebook, TikTok, YouTube y X (Twitter) no te muestran el mundo como es, sino como tú quieres verlo o peor aún como el «Algoritmo» lo decida
  • Alimentan tus sesgos con contenido que confirma tus creencias → polarización.
  • Resultado: sociedades divididas, menos diálogo, más radicalismo.

2. Microsegmentación y propaganda

  • Empresas y gobiernos usan big data para enviar mensajes personalizados:
    • Campañas políticas dirigidas.
    • Noticias falsas específicas según tu perfil psicológico.
  • Ejemplo: Cambridge Analytica, donde datos de Facebook se usaron para manipular elecciones (como el Brexit y la elección de Trump en 2016 y que fue el ejemplo puntual te puse más arriba).

3. IA generativa y desinformación

  • Con herramientas como deepfakes, bots automatizados, y falsificación de audio/video, ya no se necesita un ejército para generar caos.
  • Ahora basta con un servidor, un algoritmo y una estrategia para sembrar dudas masivas.

4. Control narrativo desde el poder

  • Gobiernos y corporaciones tienen herramientas para:
    • Censurar contenidos incómodos.
    • Inflar ciertos temas y enterrar otros.
    • Promover su visión del mundo como la “verdadera”.

¿Por qué es peligroso?

Porque si controlas la narrativa, controlas la percepción, y si controlas la percepción… controlas las decisiones de millones de personas.

Mientras tanto, los que manejan esta maquinaria pueden estar como en el póster de Mountainhead: mirando sus celulares, indiferentes, mientras el mundo se quema detrás.

¿Qué podemos hacer?

  • Educar sobre pensamiento crítico y alfabetización digital.
  • Apoyar medios y creadores independientes.
  • Exigir transparencia algorítmica.
  • Romper la burbuja: seguir a personas que piensan distinto.

Esto es solo una levantadita de alfombra de como la tecnología, no solo informa, también moldea la realidad en la que vivimos. Estos casos muestran cómo un puñado de estrategias bien ejecutadas pueden cambiar el curso de la historia, sin que la mayoría de las personas siquiera lo note.

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