Elon Musk demandó a OpenAI y a su director ejecutivo, Sam Altman, alegando que rompieron el acuerdo al que se llegó al momento de fundación de la compañía de inteligencia artificial al dar prioridad a las ganancias sobre los beneficios para la humanidad.
La demanda, presentada el jueves por la noche en un tribunal de San Francisco, marca una dramática escalada de una disputa de larga data entre los titanes de la industria tecnológica sobre el futuro de la IA. Enfrenta a Musk, una de las personas más ricas del mundo, contra la empresa más valiosa del mundo, Microsoft, y Altman, uno de los principales empresarios de Silicon Valley.
También establece un posible debate en los tribunales sobre un tema que ha agitado a los responsables políticos y a las empresas durante gran parte del año pasado: ¿Qué tan asustados deberíamos estar todos por los avances en IA, y qué tan pronto?
Musk, quien ayudó a fundar el fabricante de ChatGPT en 2015, afirma que la estrecha relación de OpenAI con Microsoft va en contra del compromiso original de la compañía con la IA pública y de código abierto.
La preocupación de Musk se centra en la contratación de Sam Altman por parte de Microsoft, que invirtió $13 mil millones en OpenAI y ahora posee el 49% de la compañía. Altman fue contratado por Microsoft, junto con algunos de sus colegas, para liderar un equipo de investigación avanzada en IA en la empresa. Musk teme que esta decisión pueda afectar la dirección y los valores fundamentales de OpenAI.
Al fundar OpenAI, Musk y los cofundadores Altman y Greg Brockman acordaron seguir el enfoque sin fines de lucro “en beneficio de la humanidad”, y no de una sola empresa, según la presentación judicial. En ese momento, el objetivo de los fundadores era crear un contrapeso sin fines de lucro a Google de Alphabet, que Musk pensaba que era demasiado poderoso en IA.
